viernes, 14 de noviembre de 2008
Hayato Araki:
Ya se vislumbraba el alba en el horizonte cuando volvía de mi visita al distrito 7, en el que nací. Solía ir de vez en cuando a visitar a los que en mi infancia, se encargaron de mí, a los que les debía tanto.
-Ya veo que por fin estás aquí.- El timbre de voz del chico que me saludaba era inconfundible.
-Hola Rikichi.- lo saludé mientras aparecía de entre los arbustos y se sacudía las ramitas y hojas del pelo.
-Siento si te he asustado.- al oír aquello enarqué la ceja.- Bueno… ya me entiendes.
-¿Qué haces aquí tan pronto Rikichi… acaso me estabas esperando?.
-Claro que si, y si no nos damos prisa no llegaremos a la Escuela. Y ya sabes cómo se ponen Airi y Hanatarou cuando llegamos tarde.
-Creo que nos han cogido cariño y no quieren continuar de curso sin nosotros.- Rikichi sonrió y al momento salimos corriendo en dirección a la Escuela.
Airi, Rikichi y Hanatarou son mis compañeros de clase y estamos juntos desde el primer curso, de ahí que nos tengamos tanta simpatía los unos con los otros y nos conozcamos tan bien.
-Por cierto… qué tal están los del distrito 7?
-Bien, el anciano me dijo que no hacía falta que volviese.- comenté.- Pero me siento obligado a…
-Entiendo que te sientas obligado, pero no te preocupes.- de golpe me asestó una palmada en la espalda y comencé a toser.- Oh! Perdona.
-Bueno bueno.- dije recomponiéndome haciendo aparentar que no había ocurrido nada.- Qué tal si echamos una carrera?
No hizo falta que él contestase, porque de pronto Rikichi salió corriendo y yo no tardé en alcanzarlo. Para cuando llegamos a las puertas de la Escuela ya le llevaba minutos de adelanto.
Cuando llegó resopló y se apoyó sobre sus rodillas.- Bueno, creo que hoy no llegaremos tarde.
-Que mal por nuestra parte.- dije irónicamente.
Después de que recobrase el aliento, los dos entramos directamente y nos dirigimos a donde íbamos cada día. Cuando entramos, como era de esperar ahí estaban Airi y Hanatarou.
Nada más entrar vimos como Hanatarou se nos abalanzaba encima.- ¿¡Pero cómo se os ocurre llegar así de justos!?.- Me aparté como acto reflejo y Hanatarou cayó al suelo.
-Perdona Hanatarou!.- me disculpé mientras le ayudaba a levantarse del suelo.
-No, no, discúlpame.- dijo él.- Ha sido culpa mía, no debía haberme lanzado así.
-Deja de disculparte por todo.- dije mientras le daba una palmada en la espalda.- No tienes por qué hacerlo.
Él rió nervioso y me di la vuelta.- ¡Buenos días Airi!.- ésta sonrió y se acercó.
-Ya podríais haber llegado antes, no me gusta escuchar cómo os reprenden… y menos… otra vez.
-Pero si la vida es bella.- dije bromeándola.- No tienes por qué estar en una División de inmediato ¿Verdad?.
-Me dirás que tú no quieres estar en una.
-La verdad sí… aunque lo más probable es que esté en las que me recogieron.
-Si, sin duda te tocará en una de las dos… pero mira. Así ya tienes descartada entrar en la 12ª.- Airi sabía que era la División que menos me llamaba, y a ella tampoco la hacía gracia.
-Me sorprende que haya llegado a tiempo esta vez Ara-san.- Yamazaki, su maestro acababa de entrar.
-Yamazaki-sensei.- repliqué.- Tan solo llegué tarde una vez…- y él me miró severamente.
-Has de saber que si hay un ataque contra un shinigami de tu misma División no habrá tiempo para retrasos.- aquellas palabras eran como cuchillos, jamás dejaría que hiciesen daño a nadie si fuese capaz de evitarlo.
-Lo siento maestro.
-No debes disculparte, simplemente lo he dicho para que lo recuerdes mientras sigas siendo uno de nosotros.
Miré a mis compañeros, Rikichi estaba sonriendo nervioso por si a él también le caería una reprimenda, Hanatarou estaba animándome y Airi parecía estar esperando a que Yamazaki soltase la retahíla que una y otra vez había soltado.
Ya se vislumbraba el alba en el horizonte cuando volvía de mi visita al distrito 7, en el que nací. Solía ir de vez en cuando a visitar a los que en mi infancia, se encargaron de mí, a los que les debía tanto.
-Ya veo que por fin estás aquí.- El timbre de voz del chico que me saludaba era inconfundible.
-Hola Rikichi.- lo saludé mientras aparecía de entre los arbustos y se sacudía las ramitas y hojas del pelo.
-Siento si te he asustado.- al oír aquello enarqué la ceja.- Bueno… ya me entiendes.
-¿Qué haces aquí tan pronto Rikichi… acaso me estabas esperando?.
-Claro que si, y si no nos damos prisa no llegaremos a la Escuela. Y ya sabes cómo se ponen Airi y Hanatarou cuando llegamos tarde.
-Creo que nos han cogido cariño y no quieren continuar de curso sin nosotros.- Rikichi sonrió y al momento salimos corriendo en dirección a la Escuela.
Airi, Rikichi y Hanatarou son mis compañeros de clase y estamos juntos desde el primer curso, de ahí que nos tengamos tanta simpatía los unos con los otros y nos conozcamos tan bien.
-Por cierto… qué tal están los del distrito 7?
-Bien, el anciano me dijo que no hacía falta que volviese.- comenté.- Pero me siento obligado a…
-Entiendo que te sientas obligado, pero no te preocupes.- de golpe me asestó una palmada en la espalda y comencé a toser.- Oh! Perdona.
-Bueno bueno.- dije recomponiéndome haciendo aparentar que no había ocurrido nada.- Qué tal si echamos una carrera?
No hizo falta que él contestase, porque de pronto Rikichi salió corriendo y yo no tardé en alcanzarlo. Para cuando llegamos a las puertas de la Escuela ya le llevaba minutos de adelanto.
Cuando llegó resopló y se apoyó sobre sus rodillas.- Bueno, creo que hoy no llegaremos tarde.
-Que mal por nuestra parte.- dije irónicamente.
Después de que recobrase el aliento, los dos entramos directamente y nos dirigimos a donde íbamos cada día. Cuando entramos, como era de esperar ahí estaban Airi y Hanatarou.
Nada más entrar vimos como Hanatarou se nos abalanzaba encima.- ¿¡Pero cómo se os ocurre llegar así de justos!?.- Me aparté como acto reflejo y Hanatarou cayó al suelo.
-Perdona Hanatarou!.- me disculpé mientras le ayudaba a levantarse del suelo.
-No, no, discúlpame.- dijo él.- Ha sido culpa mía, no debía haberme lanzado así.
-Deja de disculparte por todo.- dije mientras le daba una palmada en la espalda.- No tienes por qué hacerlo.
Él rió nervioso y me di la vuelta.- ¡Buenos días Airi!.- ésta sonrió y se acercó.
-Ya podríais haber llegado antes, no me gusta escuchar cómo os reprenden… y menos… otra vez.
-Pero si la vida es bella.- dije bromeándola.- No tienes por qué estar en una División de inmediato ¿Verdad?.
-Me dirás que tú no quieres estar en una.
-La verdad sí… aunque lo más probable es que esté en las que me recogieron.
-Si, sin duda te tocará en una de las dos… pero mira. Así ya tienes descartada entrar en la 12ª.- Airi sabía que era la División que menos me llamaba, y a ella tampoco la hacía gracia.
-Me sorprende que haya llegado a tiempo esta vez Ara-san.- Yamazaki, su maestro acababa de entrar.
-Yamazaki-sensei.- repliqué.- Tan solo llegué tarde una vez…- y él me miró severamente.
-Has de saber que si hay un ataque contra un shinigami de tu misma División no habrá tiempo para retrasos.- aquellas palabras eran como cuchillos, jamás dejaría que hiciesen daño a nadie si fuese capaz de evitarlo.
-Lo siento maestro.
-No debes disculparte, simplemente lo he dicho para que lo recuerdes mientras sigas siendo uno de nosotros.
Miré a mis compañeros, Rikichi estaba sonriendo nervioso por si a él también le caería una reprimenda, Hanatarou estaba animándome y Airi parecía estar esperando a que Yamazaki soltase la retahíla que una y otra vez había soltado.
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